Atrévete a cruzar: los sueños están al otro lado del miedo

Atrévete a cruzar: los sueños están al otro lado del miedo

Hoy, mientras hacía scroll en Instagram, apareció una foto que me hizo detenerme. Una imagen que me recordó lo lejos que puede llevarnos un solo paso. Era mi primera exposición en Málaga. Ahí estaban mis cuadros, colgados en una sala, convertidos en algo tangible, algo que alguna vez solo había existido en mi mente. Lo curioso es que la publicación tenía una frase que parecía hablándome directamente: “Tus sueños están al otro lado del miedo. Atrévete a cruzar.”

Me quedé mirando la pantalla un rato, dejando que los recuerdos volvieran. Pensando en todas las veces que dudé antes de llegar hasta ahí. Porque sí, ahora veo la imagen y me parece real, pero hubo un tiempo en el que esa escena solo vivía en mi imaginación. Lo mismo que cuando alguien está a punto de mudarse de ciudad sin saber si tomará la decisión correcta. O cuando llega la oportunidad de cambiar de trabajo, pero el miedo a lo desconocido pesa más que las ganas de intentarlo.

Lo cierto es que los sueños siempre vienen acompañados de preguntas. ¿Y si no lo logro? ¿Y si no soy suficiente? ¿Y si nadie lo entiende? Nos llenamos de incertidumbre, nos convencemos de que no es el momento, de que necesitamos estar más preparados, de que hay demasiadas razones para no intentarlo. Pero con el tiempo he descubierto que la pregunta más importante no es esa, sino ¿Y si sí?

El miedo muchas veces se presenta como un muro, pero también puede ser un puente. No siempre es el enemigo; a veces es el empuje que necesitamos para atrevernos. Nos desafía, nos obliga a mirar dentro de nosotros mismos. Porque al final, lo que más miedo da no es fallar, sino descubrir hasta dónde podríamos llegar si realmente nos lo permitiéramos.

Y es que los sueños no se cumplen en línea recta. No hay un manual que nos diga qué hacer ni un mapa que nos garantice el camino correcto. A veces creemos que estamos tomando un desvío, cuando en realidad ese desvío nos lleva justo donde necesitamos estar. Lo mismo pasa cuando conocemos a alguien nuevo y no sabemos si arriesgarnos a sentir. O cuando, después de mucho dudar, por fin nos atrevemos a empezar algo que llevábamos tiempo posponiendo.

Cada paso que damos nos construye. Incluso los que parecen pequeños o insignificantes. Porque el verdadero cambio no siempre viene de decisiones drásticas; a veces empieza en lo cotidiano, en un simple sí, en un primer intento, en el momento en que dejamos de pensar demasiado y nos permitimos hacer. Y en ese camino, habrá personas que nos acompañen. Gente que creerá en nosotros incluso cuando dudemos de nosotros mismos. Y también habrá quienes se queden atrás, porque no todos pueden caminar con nosotros hasta el final. Y está bien. Cada quien tiene su propio viaje. Lo importante es que sigamos avanzando sin traicionarnos, sin apagar lo que realmente somos.

Nunca pensé que expondría mis cuadros, igual que hay quienes nunca imaginaron que un día se mudarían a otro país, cambiarían de carrera o comenzarían de cero. Pero a veces, sin avisar, pasa. Y no porque lo tengamos todo planeado o estemos completamente seguros, sino porque en algún momento decidimos seguir adelante, a pesar de las dudas, a pesar de los miedos. Porque entendimos que la certeza no es el punto de partida, sino el resultado de haberlo intentado.

Los sueños no están al otro lado del miedo. Están justo ahí, dentro de él, esperando a que nos atrevamos a cruzar. Esperando a que demos ese primer paso, aunque no sepamos exactamente qué hay del otro lado. Porque al final, lo que define nuestras vidas no es lo que tememos, sino lo que hacemos con ese miedo.

Así que cuando estés listo, da el paso. No tienes que tenerlo todo resuelto, no tienes que esperar el momento perfecto. Solo empieza. Te espero aquí, del otro lado.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *